Por: RedaccionA menudo, cuando un menor es sexualmente abusado, una de las opciones es prohibir tocar el tema en la casa, sobre todo, si el agresor ha sido un miembro de la familia. Otra más extrema es enviarlo a una zona apartada, para que los vecinos, los amigos o los compañeros de escuela no le perjudiquen con sus comentarios y para que ante la ausencia, el hecho se olvide.
Sin embargo, especialistas consideran que esas no son las actitudes más acertadas y que lo correcto es hacer ver a la víctima que por ese hecho su condición de persona no disminuye, que es un ente valioso, importante en la familia y en la sociedad y que no ha tenido la culpa de lo que pasó.
“Aislar no es la solución, hay que hacer entender que lo que ocurrió fue un acto provocado por una persona sin escrúpulos y que la acción incorrecta es la del abusador”, explica la orientadora Susana Rivas.
Recomienda acudir a terapia, de manera individual o grupal para que el menor comprenda que su caso no es aislado y que no debe sentirse culpable.
Sugiere inscribirlo en actividades extracurriculares, descubrir si tiene una vena artística o vocación por algún oficio. Mantener contacto con la familia y con los amigos, que la vida social no se trunque.
El sociólogo Carlo Báez está de acuerdo con esos consejos, no obstante, alerta que no es fácil evitar los comentarios a espaldas y hasta en presencia del abusado.
“Se ve el abuso sexual como una mancha, ese niño o niña ya no es igual al resto y los padres hasta quieren apartar a sus hijos”, expresa.
Por esa razón cree que lo más conveniente es evitar dar demasiados detalles, denunciar sin levantar rumores y que la justicia sea la que se encargue del agresor. Considera que de esa manera se reducen los estigmas sobre la víctima, que es la que más tiene que perder en el aspecto emocional.

Aunque es más frecuente el abuso en las hembras, estadísticas estiman que entre el 5 y el 11% de los varones han sufrido vejámenes y de esos, el 50% más de una vez. Pero esos casos son menos denunciados, porque socialmente esa agresión contra los niños se ve como más humillante.
Los más vulnerables
Los menores más susceptibles de ser abusados son los discapacitados físicos y síquicos, que a veces no pueden asimilar y contar lo que les sucedió, y los pequeños que aun no hablan.
Los que son miembros de familias desorganizadas o reconstruidas, y/o están carentes de afecto, o son maltratados por lo que pueden llegar a sentirse tomados en cuenta con las atenciones del victimario.
Los púberes y los adolescentes cuya fisonomía está muy desarrollada.
Se ha establecido en los registros del Ministerio Público que cerca de un 10% de las denuncias por abuso sexual son falsas. ¿Por qué ocurre?.
La orientadora Susana Rivas explica que hay casos en los que la madre o el padre tiene problemas con algún familiar, un vecino o con el propio cónyuge y que acusarlo es una forma de vengarse, por lo que “entrenan” al niño para que mienta.
Pero también hay casos en los que el propio menor para llamar la atención cuando atraviesa por una situación difícil, como e
l divorcio y necesita tener a sus progenitores cerca inventa historias en las que es perjudicado.Se trata de casos mínimos e incluso, en ocasiones, aunque la denuncia se tipifique como falsa, los querellantes insisten en que ha habido abuso. Significa que de ser verdad, el porcentaje de querellas falsas es mucho menor de lo consignado.
Por tanto, es necesario prestar atención a un niño que afirma que es molestado y debe dársele la suficiente confianza para que sea capaz de contar a sus padres cuando un adulto u otro menor se extralimitan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario